Marquis de Sade
Define la RAE el sadismo, nombrando como su origen al escritor Donatien Alphonse François de Sade, como «la perversión sexual de quien provoca su propia excitación cometiendo actos de crueldad en otra persona». Sade vivió el tiempo de transición entre el último período de la monarquía francesa, la Revolución francesa y los inicios del Imperio Napoleónico. Dió igual en cual de las tres épocas viviese. Bajo cualquier gobierno e ideología fue encarcelado varias veces.

Fruto de un matrimonio no deseado, Sade mantuvo varias amantes y era asiduo a los servicios de prostitutas. Por ello, sus mismos suegros se encargaron de que permaneciera encarcelado durante 13 años. Se le acusó de haber envenenado a unas prostitutas durante una orgía. Sin embargo, parece que estas sufrieron una indisposición que remitió pasados unos días. Aún así, de nada sirvió para liberarlo. Tuvo que llegar la Revolución Francesa para liberar a los presos de la Bastilla. Más adelante, durante el periodo del Terror de Maximilien Robespierre, la condición de moderado del marqués le llevó de nuevo a prisión, donde se salvó por muy poco de la guillotina. Y finalmente, fue encarcelado por el régimen napoleónico que le acusó de «demencia libertina» en 1801. Sade fue ingresado en el asilo para locos de Charenton y murió en 1814.
Aunque la obra literaria del marqués de Sade tiene connotaciones principalmente sexuales, el sadismo no tiene un carácter exclusivamente sexual.
A pesar de ello, bien es cierto que los supuestos crímenes que se le asignaron nunca alcanzaron ni la sombra de los que narraba en sus textos de ficción. Entendamos que Sade vivió en la época del puro sadismo… Dónde la frivolidad de los nobles fue reemplazada por la crueldad de los burgueses. Donde el pueblo siguió supeditado por y para el placer de sus superiores. Algo muy común en cada época de nuestra história. Incluso el uso de la ficción como modo de crítica es un recurso que seguimos utilizando hoy en día.
«Cada actor de una obra dramática debe hablar el lenguaje establecido por el carácter que representa; que entonces es el personaje quien habla y no el autor, y que es lo más normal del mundo, en ese caso; que ese personaje, absolutamente inspirado por su papel, diga cosas completamente contrarias a lo que dice el autor cuando es el mismo quien habla. Ciertamente, ¡qué hombre hubiera sido Crébillon si siempre hubiera hablado como Atrée!; ¡qué hombre hubiera sido Racine si hubiera pensado como Nerón!; ¡qué monstruo hubiera sido Richardson si no hubiera tenido otros principios que los de Lovelace!» – Marqués de Sade.

Para entenderlo encontré la siguiente joya. Una película-animación que narra la vida en prisión del escritor mezclando capítulos y personajes de sus obras. Entre ellos, Justine. Os invito a ver esta comedia que no sólo destaca por la animalización de sus personajes sino también por su originalidad. Una sátira nada violenta y con mucho humor negro.
La película
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Título original
Marquis
Sinopsis
Marquis, un conocido y obstinado bribón, encarcelado en la Bastilla por blasfemia de poca monta, no tiene más compañía que la de Collin, su órgano sexual, al que habla como un igual. La imaginación creativa de Marquis encuentra salida en sus escritos, lo que le permite soportar su cautiverio sin sufrir demasiado; pero Collin, siendo más realista, preferiría seguir el ejemplo de sus vecinos. (FILMAFFINITY)
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Año
1989
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Duración
83 min.
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País
Francia
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Director
Henri Xhonneux
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Género
Animación. Comedia. Animación para adultos. Sátira. Marionetas
¡Vaya descubrimiento de película que me has hecho! De este fin de semana no pasa sin que la vea 😉